Conoce nuestro sistema inmunológico

¿Qué es el sistema inmunitario o inmunológico?

En el medio ambiente hay innumerables microorganismos patógenos (bacterias, virus, hongos, protozoos, helmintos, nematodos) capaces de infectarnos y causarnos la muerte, de modo que nuestra especie -y las demás especies animales- no habría podido sobrevivir si no dispusiera de mecanismos intracorporales capaces de destruirlos una vez han logrado atravesar las barreras físico-químicas- constituidas por la piel y mucosas y las secreciones- que separan y protegen a nuestro medio interno del mundo exterior. Históricamente, al conjunto de esos mecanismos intracorporales de defensa antinfecciosa se le ha denominado inmunidad (de inmune, del latín, estar libre o exento de una carga).

¿Cuántos tipos de inmunidad existen?

En los animales vertebrados, la inmunidad es de dos grandes tipos: la innata o natural o inespecífica, y la adaptativa o adquirida o específica. Filogenéticamente, la inmunidad innata es la más antigua, hallándose ya presente de modo rudimentario en los animales invertebrados más primitivos. Abarca varios tipos de elementos celulares y moleculares con diversos grados de capacidad microbicida. Estos elementos carecen de capacidad de reconocimiento específico fino de un determinado agente patógeno, el rasgo esencial que define a la inmunidad adaptativa, pero en cambio están disponibles siempre o se inducen muy rápidamente para poder actuar frente a un germen patógeno tan pronto como éste ha penetrado en algún punto del organismo, una propiedad de la que carece la inmunidad adaptativa pues ésta tarda varios días en inducirse. La inmunidad innata es pues una primera línea de defensa que opera mientras se genera la respuesta de la inmunidad adaptativa. Además, la acción de la inmunidad innata es también el primer paso para inducir la respuesta de la inmunidad adaptativa, la cual actúa promoviendo y aumentando los mecanismos efectores de la inmunidad innata. Es decir, ambos sistemas, inmunidad innata y adaptativa, se complementan en sus características y actúan de forma interconectada y sumamente coordinada, potenciándose mutuamente de modo sinérgico.

¿Qué es estar bajo de defensas?

La expresión “estar bajo de defensas” no tiene una base científica; es una forma coloquial de expresar la idea de que el sistema inmunológico se ha visto superado por la infección.

¿Podemos medir nuestras defensas?

Las analíticas no pueden mostrar ningún dato concreto que indique que estamos “bajos de defensas”; el motivo es que el sistema inmunológico es muy complejo, está formado por una gran cantidad de células y moléculas diferentes, y no hay ninguna prueba que te diga si tu sistema inmunológico está “débil” (por ejemplo, sí que tenemos pruebas para saber cómo está nuestro colesterol). En ocasiones algunas personas pueden tener alteraciones en el número de glóbulos blancos, pero es poco habitual; en el caso de las infecciones más frecuentes (resfriados y gripes), la mayoría de personas no presentan ninguna alteración significativa en las pruebas analíticas habituales.

¿Por qué cogemos resfriados y gripes en invierno?

El motivo de que las temperaturas bajas faciliten que enfermemos por infecciones (principalmente por virus) no es del todo conocido científicamente. El aumento de procesos víricos en verano observado desde hace años podría estar relacionado con el uso (muchas veces abuso) del aire acondicionado, pero tampoco está bien establecido.

Posiblemente los factores que más influyen en coger un resfriado o gripe sean dos: el primero sería exponer al cuerpo a una temperatura fría de forma brusca (salir a la calle mal protegido del frío, por ejemplo) o de forma prolongada y excesiva (sería el caso del aire acondicionado); el segundo factor posiblemente sea el más importante, y es la cantidad de virus que se introduce en el organismo. Cuanto mayor sea la cantidad de virus, con más facilidad éstos superarán nuestras defensas.