Sarcoidosis

CONOCER LA ENFERMEDAD

La sarcoidosis es una enfermedad autoinmune sistémica que puede afectar a prácticamente cualquier órgano o sistema de nuestro cuerpo. Se caracteriza por la formación de inflamaciones constituidas por pequeñas masas de células que forman lo que se llama médicamente «granulomas», principalmente en los pulmones, aunque puede afectar a otros órganos: piel, ojos, hígado, riñón, corazón, sistema nervioso, huesos y articulaciones, entre otros. De acuerdo con el estudio MASCAT (https://easonline.caduceomultimedia.com/autoimmune-diseases), la frecuencia es del 0.06%, es decir, por cada 10,000 personas hay 6 con sarcoidosis. Sin embargo, la frecuencia varía en función de la raza y la localización geográfica. Se han reportado cifras muy superiores en estudios realizados en el norte de Europa, Estados Unidos (especialmente en población afroamericana) y la India.

PERSONAS AFECTADAS

La sarcoidosis afecta algo más a las mujeres, especialmente en el síndrome de Löfgren, y en poblaciones asiáticas y de países ubicados entre las latitudes 30 y 45 (países del Mediterráneo, Japón y el sur de los Estados Unidos). Aunque puede afectar a cualquier edad, la edad media al diagnóstico de las series internacionales más amplias está entre los 30 y los 50 años. Es muy poco frecuente en niños, en cuyo caso se debe descartar una enfermedad autoinflamatoria sistémica de origen genético (síndrome de Blau). Las formas clínicas más graves se observan en personas de raza negra y asiática, mientras que la enfermedad asintomática es más frecuente en personas de raza blanca del área mediterránea.

POSIBLES CAUSAS

Aunque las causas exactas por las que se inicia la enfermedad continúan sin conocerse, se cree que su origen puede ser multifactorial, es decir, que pueden estar implicados diversos factores principalmente a dos niveles: Factores constitucionales o internos y factores ambientales o externos. Aunque existen factores genéticos implicados, menos de un 1 % de los familiares de las personas con sarcoidosis tienen la enfermedad. Por ello, no se considera necesaria la realización de pruebas médicas a los familiares más cercanos.

El listado de agentes externos potencialmente implicados es amplio, pero destacan las infecciones, compuestos orgánicos e inorgánicos y los fármacos. Es una enfermedad muy relacionada en general con exposiciones laborales a polvo orgánico (agricultura), alta humedad, o materiales inorgánicos. También se observa en personas que han recibido tratamientos como el interferón alfa, antagonistas del TNF o los inhibidores de checkpoint.

SÍNTOMAS QUE PRODUCE

La presentación y síntomas de la sarcoidosis son muy variables. Algunas personas pueden carecer de síntomas, mientras que otras pueden sentirse enfermas y tener afectadas diferentes partes del cuerpo. En aquellos pacientes con síntomas, lo más frecuente es la aparición de lesiones nodulares dolorosas en piernas y adenopatías a diferentes niveles con o sin lesiones pulmonares. Suele acompañarse de artralgias, especialmente en los tobillos, fiebre moderada, tos… y en ocasiones, uveítis anterior. Sin embargo, no hay dos personas que tengan exactamente el mismo conjunto de síntomas, por lo que los pacientes deben recordar compartir todos sus síntomas con su especialista para recibir un diagnóstico adecuado.

¿QUÉ PRUEBAS HAY QUE HACER?

Se deben realizar análisis de sangre para el estado de los diferentes componentes celulares de la sangre (glóbulos blancos, plaquetas, glóbulos rojos), y cómo están funcionado el hígado y el riñón, principalmente. También se analiza el nivel de la enzima convertidora de angiotensina (ECA). Tradicionalmente esta enzima se utilizaba para ayudar en el diagnóstico y vigilar la evolución de la sarcoidosis, pero ahora sabemos que no siempre está elevada cuando la sarcoidosis está activa y además no es específica (aparece elevada también en otras enfermedades). En la orina puede observarse si hay una eliminación aumentada de calcio (hipercalciuria).

Es importante también evaluar cómo están los pulmones. La radiografía de tórax permite saber si hay afectación pulmonar y realizar una primera estimación del estadio. También permite ver si los ganglios linfáticos están agrandados. Normalmente se toman dos imágenes (que se llaman posteroanterior y lateral) y se comparan con radiografías anteriores cuando estas existen. Los estadios de la sarcoidosis se basan en la afectación de los pulmones y sus ganglios según la radiografía de tórax:

  • Estadio 0: Radiografía normal.
  • Estadio 1: Se observan ganglios linfáticos agrandados en los hilios, que es el espacio entre el pulmón derecho e izquierdo (adenopatías hiliares bilaterales).
  • Estadio 2: Se observan ganglios linfáticos agrandados en los hilios además de ocupación del tejido pulmonar por inflamación (infiltrados pulmonares).
  • Estadio 3: Solo hay ocupación del tejido pulmonar por inflamación (infiltrados pulmonares).
  • Estadio 4: Hay daño cicatricial en el tejido pulmonar (fibrosis pulmonar).

No obstante, se suele considerar una clasificación anticuada, y en la actualidad se recomienda realizar a todo paciente con la enfermedad una tomografía axial computarizada (TAC) o escáner (siempre que sea posible, de alta resolución). Además, hay que analizar cómo funcionan los pulmones. Se realiza mediante las pruebas funcionales respiratorias. La espirometría se hace mediante un «espirómetro» que mide la cantidad de aire que pueden retener los pulmones y la velocidad de las inhalaciones y las exhalaciones durante la respiración.

Para los pacientes que tengan afectación general sistémica, se recomienda realizar una tomografía por emisión de positrones (PET por sus siglas en inglés, de positron emission tomography), una prueba diagnóstica que, a través del uso de una pequeña cantidad de una sustancia radioactiva, permite obtener imágenes de la actividad que se produce en el interior del cuerpo. La PET podría ser empleada para evaluar el estado del pulmón, del sistema nervioso o del corazón y también podría servir para determinar dónde hacer la biopsia.

La biopsia puede ser necesaria cuando la presentación clínica y radiológica no es suficiente para el diagnóstico, una situación muy frecuente ya que hay muchas enfermedades que pueden parecerse a la sarcoidosis y es imprescindible saber qué tipo de inflamación existe. Los pulmones y sus ganglios de alrededor están afectados en más del 90 % de casos, y suele ser necesario hacer una broncoscopia con biopsia (un broncoscopio es un dispositivo para observar el interior de los pulmones y en este caso también con la finalidad de extraer tejido para analizar). Otra prueba que podría estar indicada es la aspiración transbronquial mediante broncoendoscopia guiada por ultrasonidos, sobre todo cuando hay ganglios linfáticos afectados en el mediastino (espacio entre el tórax y los pulmones, también llamados ganglios hiliares). Una de las principales ventajas de esta última prueba es que, en algunos casos, permite evitar técnicas más agresivas como una cirugía (mediastinoscopia).

¿CÓMO SE LLEGA AL DIAGNÓSTICO?

Habitualmente no es difícil sospecharla, pero sí en casos complejos. A menudo está mal diagnosticada ya que determinadas formas de presentación pueden simular los de otras enfermedades infecciosas, autoinmunes o cancerosas. Debido a que todos los síntomas no siempre están presentes al mismo tiempo y que esta enfermedad puede afectar a diversos órganos, es importante relacionar los síntomas que pueden ir apareciendo desde un punto de vista integrador y no de forma aislada.

No existe una única prueba diagnóstica para decir que un paciente padece una sarcoidosis. Los médicos especialistas en la enfermedad evalúan una combinación de factores que incluyen signos y síntomas, una cuidadosa historia clínica, un examen físico, unas determinadas pruebas diagnósticas y pruebas de laboratorio. En muchos casos, los pacientes son vistos de forma individual por especialistas de un órgano en concreto. Determinados hallazgos analíticos y de pruebas de imagen pueden ayudar a la sospecha diagnóstica, pero no tienen especificidad. Siempre que sea posible, se realizará biopsia. La evidencia de granulomas en ausencia de infecciones (micobacterias y hongos) nos permitirá una confirmación definitiva, aunque en algunos casos el diagnóstico se puede realizar sin confirmación histológica, aunque se recomienda que este diagnóstico lo realicen equipos con amplia experiencia en la enfermedad.

¿CÓMO SE TRATA?

Desde hace más de 70 años, los corticoides han sido el pilar terapéutico en los casos más graves, a los que se sumaron después los fármacos inmunodepresores y más recientemente, los fármacos biológicos, que son fármacos dirigidos contra dianas moleculares específicas y están basadas en la administración exógena de diversos tipos de moléculas sintéticas, relacionadas con la respuesta inmunitaria (en la sarcoidosis, los más utilizados están relacionados con bloquear una molécula del sistema inmunológica que se llama TNF). Todas estas opciones han permitido un mejor manejo de los pacientes, con mayor efectividad y con menos efectos secundarios. Por todo ello, un objetivo fundamental del GEAS-SEMI ha sido promover un cambio en las pautas que desde hace años se han venido aplicando por otras que reducen la morbilidad. Los mejores ejemplos son las recomendaciones a usar cada vez menores dosis de corticoides y durante el menor tiempo posible, y la protocolización y el buen uso de las nuevas terapias biológicas. No obstante, todavía queda mucho camino por andar, empezando por definir la ubicación correcta de estas terapias en la estrategia terapéutica de estas enfermedades y sus indicaciones concretas.

EVOLUCIÓN Y COMPLICACIONES

La sarcoidosis suele tener buen pronóstico y no es una enfermedad contagiosa. En dos tercios de los pacientes la enfermedad puede remitir (espontáneamente o con tratamiento) y no dejar secuelas. Otros pacientes persisten con enfermedad activa leve y estable o con oscilaciones en el transcurso del tiempo, con escasa repercusión clínica y orgánica funcional. Menos de un 10% muestran un curso crónico progresivo con diversos grados de daño orgánico funcional por infiltración granulomatosa y/o fibrosis de los órganos afectados, en ocasiones a pesar del tratamiento. Estos pacientes deben ser seguidos cuidadosamente para vigilar el desarrollo de afectación en órganos internos u otras complicaciones graves. La razón de por qué se resuelve en algunos pacientes y se cronifica en otros no se conoce. Cuando la sarcoidosis es crónica, suele haber períodos de actividad (brotes) y otros períodos en los que la enfermedad está inactiva (remisión).

Las complicaciones que pueden surgir dependen del órgano afectado, pero hay muchas diferencias entre las personas en el tipo de complicación y su gravedad. La principal complicación suele ser la consecuencia de un daño crónico y progresivo del tejido de un órgano afectado, principalmente el pulmón (fibrosis pulmonar), pero también otros como los riñones o el sistema nervioso. A pesar de esto, en la mayoría de los casos, las complicaciones asociadas a la sarcoidosis se pueden tratar.

Es muy frecuente que los pacientes con sarcoidosis tengan otras enfermedades autoinmunes asociadas (tanto sistémicas como órgano-específicas), y en ocasiones se diagnostican en momentos diferentes. Por ello, los pacientes con sarcoidosis precisan un seguimiento estrecho que permita valorar nuevas manifestaciones de otras posibles enfermedades autoinmunes.

ESTILO DE VIDA RECOMENDADO

Cada vez es más importante la influencia del estilo de vida del paciente sobre la enfermedad autoinmune. Las siguientes cinco recomendaciones pueden ser cruciales para ayudar a mantener la enfermedad «a raya», como evitar (y controlar) el estrés, dormir las horas necesarias (mínimo 7) y de forma efectiva, hacer ejercicio con regularidad (aeróbico siempre que sea posible), hacer una dieta equilibrada (mediterránea), y no fumar, beber alcohol ni consumir otros tóxicos.

Toda persona puede beneficiarse de alguna forma de ejercicio; incluso simples ejercicios de poco rango de movimiento ayudarán. Los vídeos en internet son fáciles de encontrar. Muchos pacientes encuentran gran ayuda con aeróbicos acuáticos adecuados para sus articulaciones dañadas (artrosis). El taichí y el yoga son actividades más suaves y pueden contribuir a reducir el estrés. Cuánto más ejercicio haga, mejor se sentirá, tanto mental como físicamente. Asegúrese de hablar con su médico o consulte a un especialista en ejercicios para averiguar qué es lo mejor para usted. No olvidar la importancia de una buena nutrición para la salud y el bienestar en general.

Un descanso nocturno reparador es esencial. Los pacientes con enfermedades crónicas no suelen tener un sueño reparador (ni en cantidad ni en calidad), por lo que es recomendable siempre que sea posible aumentar el número de horas de sueño más allá de las 7-8 horas recomendadas para la población general. Como consejos generales, asegurar que la habitación sea cómoda, segura, oscura y silenciosa. Para mantener una buena «higiene del sueño», levantarse de la cama a la misma hora todas las mañanas y acostarse con las luces apagadas a la misma hora todas las noches, evitando todo tipo de pantallas. Evitar el alcohol y la cafeína después de las cuatro de la tarde, y cenar verdura/fruta en pocas cantidades.

CONSEJOS PRÁCTICOS

¿Quién debe controlar mi enfermedad?

Un médico en el que se tenga confianza y esté acostumbrado a ver pacientes con sarcoidosis proporciona garantía y seguridad. Controlar la enfermedad y orientar al paciente debe hacerlo un especialista con una visión sistémica, capaz de evaluar todo lo que le pasa al paciente en conjunto. El seguimiento y tratamiento debe realizarlo un equipo médico multidisciplinario coordinado por un neumólogo y un internista, en el que estén presentes el resto de las especialidades implicadas respecto a las posibles afectaciones de órganos internos (dermatólogo, nefrólogo, neurólogo, hematólogo, reumatólogo, etc.). Es igualmente importante la implicación del médico de atención primaria en el proceso asistencial, especialmente en los pacientes sin afectación sistémica o interna, y que los pacientes sean educados en el conocimiento de su enfermedad para poder participar en el manejo de su propio tratamiento. Debe existir una estrecha colaboración con la atención primaria, ya que es el primer nivel de sospecha de la enfermedad al que acude el paciente antes de su diagnóstico definitivo. Además, su papel es clave y parte necesaria en la integración de la atención multidisciplinaria que precisan estos pacientes, participando también en su seguimiento y en el cumplimiento de su tratamiento, así como del manejo de otros factores como el riesgo vascular, la política de vacunaciones o la detección precoz de los procesos infecciosos o los brotes de actividad de la enfermedad.

El control de los síntomas por el especialista, cada 6 meses como mínimo, ayudará a prevenir o limitar los daños orgánicos y la mejora de la calidad de vida del paciente. En el caso de que la enfermedad siga una evolución favorable, estos controles pueden espaciarse hasta en un año.

Papel de las asociaciones

Las asociaciones de pacientes y los grupos de apoyo, dirigidos por pacientes voluntarios, brindan a los pacientes y a sus familiares la oportunidad de compartir sus consejos y recomendaciones para convivir más cómodamente con la enfermedad. Se puede aprender mucho en una reunión del grupo de apoyo, ya sea para compartir opiniones paciente a paciente o para escuchar una presentación informativa de un profesional de la salud u otro experto. Le recomendamos que asista a dichas reuniones. Las reuniones periódicas de los grupos de apoyo a los pacientes son una fuente potencial de información útil y apoyo emocional. Sin embargo, también pueden ser una fuente de desinformación. Por lo tanto, acérquese a los grupos de apoyo para pacientes con una mente abierta, valorando lo bueno y lo no tan bueno como si estuviera sopesando realizar una compra importante. Ya sea que pertenezca o no a un grupo de apoyo, es importante rodearse de personas que creen en el comportamiento de «bienestar» en lugar de personas que se quejan de manera crónica.

Por desgracia, la información disponible para el paciente con sarcoidosis y sus familiares es muy escasa. Destaca la creación de una guía clínica por parte del Ministerio de Sanidad (disponible en http://www.escuelas.mscbs.gob.es/podemosAyudar/cuidados/sarcoidosis.htm) y de la labor incansable de la Asociación Nacional de Enfermos de Sarcoidosis (ANES), la única organización que desde hace años trabaja es la Asociación Nacional de Enfermos de Sarcoidosis (disponible en http://www.sarcoidosis.es/).

AUTORÍA

  • Manuel Ramos-Casals (Unidad Multidisciplinar de Sarcoidosis WASOG Center of Excellence, Servicio de Enfermedades Autoinmunes, ICMiD, Hospital Clínic, Barcelona)
  • Roberto Pérez-Álvarez (Servicio de Medicina Interna, Hospital San Rafael, La Coruña)
  • Pilar Brito-Zerón (Consulta de Enfermedades Autoinmunes, Servicio de Medicina Interna, Research and Innovation Group in Autoimmune Diseases, Hospital CIMA- Millenium Balmes, Sanitas Hospital Digital, Barcelona)
  • Línea de Investigación en Sarcoidosis del GEAS, Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).

REFERENCIAS

  • Ramos-Casals M, Baumann T, Blanco Y, Bosch X, Caballero M, García-Alvarez A, Londoño MC, Muxí A, Quintana LF, Sisó-Almirall A, Sellarés-Torres J. Sarcoidosis. Editores: Cervera R, Espinosa G, Ramos-Casals M, Hernández-Rodríguez J, Prieto-González S, Espígol-Frigolé G, Cid MC. Enfermedades autoinmunes sistémicas: Diagnóstico y tratamiento – Guías clínicas (6ª edición). Editorial Médica Panamericana, Madrid, 2021, pp: 285-306.
  • Información para el paciente con sarcoidosis: las preguntas más frecuentes. M. Ramos-Casals, B. del Carmelo Gracia Tello, M. Pérez de Lis Novo, R. Pérez-Álvarez, L. Pallarés, P. Brito-Zerón. Avances en sarcoidosis. Editores: Pilar Brito-Zerón, Jacobo Sellarés, Roberto Pérez-Álvarez, Lucio Pallarés, Manuel Ramos-Casals. Editorial Marge Books, 2020, pp 143-162.