¿QUÉ PRUEBAS HAY QUE HACER?
Se deben realizar análisis de sangre para el estado de los diferentes componentes celulares de la sangre (glóbulos blancos, plaquetas, glóbulos rojos), y cómo están funcionado el hígado y el riñón, principalmente. También se analiza el nivel de la enzima convertidora de angiotensina (ECA). Tradicionalmente esta enzima se utilizaba para ayudar en el diagnóstico y vigilar la evolución de la sarcoidosis, pero ahora sabemos que no siempre está elevada cuando la sarcoidosis está activa y además no es específica (aparece elevada también en otras enfermedades). En la orina puede observarse si hay una eliminación aumentada de calcio (hipercalciuria).
Es importante también evaluar cómo están los pulmones. La radiografía de tórax permite saber si hay afectación pulmonar y realizar una primera estimación del estadio. También permite ver si los ganglios linfáticos están agrandados. Normalmente se toman dos imágenes (que se llaman posteroanterior y lateral) y se comparan con radiografías anteriores cuando estas existen. Los estadios de la sarcoidosis se basan en la afectación de los pulmones y sus ganglios según la radiografía de tórax:
- Estadio 0: Radiografía normal.
- Estadio 1: Se observan ganglios linfáticos agrandados en los hilios, que es el espacio entre el pulmón derecho e izquierdo (adenopatías hiliares bilaterales).
- Estadio 2: Se observan ganglios linfáticos agrandados en los hilios además de ocupación del tejido pulmonar por inflamación (infiltrados pulmonares).
- Estadio 3: Solo hay ocupación del tejido pulmonar por inflamación (infiltrados pulmonares).
- Estadio 4: Hay daño cicatricial en el tejido pulmonar (fibrosis pulmonar).
No obstante, se suele considerar una clasificación anticuada, y en la actualidad se recomienda realizar a todo paciente con la enfermedad una tomografía axial computarizada (TAC) o escáner (siempre que sea posible, de alta resolución). Además, hay que analizar cómo funcionan los pulmones. Se realiza mediante las pruebas funcionales respiratorias. La espirometría se hace mediante un «espirómetro» que mide la cantidad de aire que pueden retener los pulmones y la velocidad de las inhalaciones y las exhalaciones durante la respiración.
Para los pacientes que tengan afectación general sistémica, se recomienda realizar una tomografía por emisión de positrones (PET por sus siglas en inglés, de positron emission tomography), una prueba diagnóstica que, a través del uso de una pequeña cantidad de una sustancia radioactiva, permite obtener imágenes de la actividad que se produce en el interior del cuerpo. La PET podría ser empleada para evaluar el estado del pulmón, del sistema nervioso o del corazón y también podría servir para determinar dónde hacer la biopsia.
La biopsia puede ser necesaria cuando la presentación clínica y radiológica no es suficiente para el diagnóstico, una situación muy frecuente ya que hay muchas enfermedades que pueden parecerse a la sarcoidosis y es imprescindible saber qué tipo de inflamación existe. Los pulmones y sus ganglios de alrededor están afectados en más del 90 % de casos, y suele ser necesario hacer una broncoscopia con biopsia (un broncoscopio es un dispositivo para observar el interior de los pulmones y en este caso también con la finalidad de extraer tejido para analizar). Otra prueba que podría estar indicada es la aspiración transbronquial mediante broncoendoscopia guiada por ultrasonidos, sobre todo cuando hay ganglios linfáticos afectados en el mediastino (espacio entre el tórax y los pulmones, también llamados ganglios hiliares). Una de las principales ventajas de esta última prueba es que, en algunos casos, permite evitar técnicas más agresivas como una cirugía (mediastinoscopia).